La sexualidad es parte esencial de cualquier relación normal y sana, por lo que no debe ser lo primero que debe dejarse de lado cuando usted o su pareja sufra dolor de espalda o cuello. El dolor, especialmente el dolor de espalda, puede tener un impacto negativo en el sexo, ya que la gente tiene miedo de hacerse daño, los movimientos duelen o, a veces, porque el dolor o la medicación reducen el deseo sexual.
Sexo y la columna vertebral
Este es un problema muy frecuente para los pacientes con dolor de espalda o cuello y del que se habla o se escribe poco. A los pacientes que padecen dolor les suele incomodar hablar sobre ello, incluso con su médico. En un estudio se demostró que el 67% de los pacientes nunca había tratado el tema del impacto del dolor de espada en su vida sexual con su especialista de la columna vertebral. Aunque padezca de dolor crónico, no debería permitir que este le privara de esta parte de su relación.
Es comprensible que las limitaciones que supone el dolor de espalda causen estrés y dañen la relación. La persona que no siente dolor suele tener dificultades para entender qué le pasa a su pareja. Los efectos negativos que el dolor tiene en la vida sexual de una pareja pueden extenderse a otros aspectos de la relación.
Es esencial mantener una buena comunicación, de lo contrario, la pareja puede interpretar erróneamente una reticencia a tener relaciones sexuales como una excusa para no querer acercarse, lo cual puede derivar en rechazo y resentimiento.
Muchas de las afecciones de la columna vertebral pueden hacer que algunas posiciones sean incómodas. Con cierta reflexión y paciencia suelen ser fáciles de solucionar. La regla general es “si duele, no lo haga”. Las posiciones que no resultan cómodas en las actividades diarias tampoco lo serán durante el sexo, pero atrévase a probar nuevas posiciones.
En general, el paciente que padece de dolor de espalda debe tomar el papel pasivo en la relación sexual y su pareja deberá llevar a cabo la estimulación delicadamente. Recuerde que debe tomárselo con calma e identificar los movimientos que le resultan cómodos y los que le molestan, a fin de evitarlos. En ocasiones, el acto sexual puede resultar demasiado doloroso, pero una relación sexual no debe limitarse al coito. Atrévase a experimentar, no hay nada correcto o incorrecto, normal o anormal.
Lo más importante es tener una buena comunicación con su pareja y mostrarse afecto mutuo.
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