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Infección espinal

Índice de contenidos

Introducción

La columna vertebral está compuesta por estructuras óseas (vértebras) separadas por cojines entre ellas en la parte anterior (discos intervertebrales) y ligamentos y articulaciones en la parte posterior (articulaciones cigapofisarias). Al igual que otras estructuras óseas y de tejidos blandos del organismo, las estructuras vertebrales pueden infectarse con bacterias a través de varias vías de infección.

¿Quién puede padecerla y cuándo?, ¿cuáles son sus causas?

Las infecciones espinales pueden ser primarias (espontáneas a través del riego sanguíneo) o secundarias, tras una intervención invasiva. Mientras que las infecciones espinales espontáneas suelen ocurrir en las personas de edad avanzada o personas con un sistema inmunitario débil, las infecciones secundarias pueden afectar a cualquier persona que se someta a una intervención invasiva de la columna. Una intervención invasiva abarca desde una inyección a grandes operaciones.

En general, esta afección se produce cuando las bacterias invasivas debilitan el sistema inmunitario del paciente. Esto explica también por qué es relativamente más frecuente en personas de avanzada edad y pacientes con enfermedades debilitantes del sistema inmunitario como sida, durante un tratamiento con quimioterapia o después de este y en pacientes con antecedentes de tratamientos con cortisona o diabetes. Otro factor de riesgo es la desinfección inadecuada de la piel antes de una infiltración o una intervención en la columna.

Diagnóstico

Como la infección espinal es una afección muy rara, con una incidencia de 4-10 casos por millón al año, suele diagnosticarse tarde. Los síntomas tampoco suelen ser específicos de la afección, por lo que es necesario que el médico analice detalladamente los antecedentes para sospechar que puede tratarse de esta afección y seguir con otros métodos de diagnóstico.

La infección espinal primaria se presenta, a veces, con otras infecciones en otras partes del cuerpo o después de estas, por ejemplo una infección vesicular, articular, pulmonar o incluso de las membranas cardíacas (endocarditis). Además de los factores de riesgo descritos anteriormente, otra infección en el organismo, junto con dolor en la espalda (no relacionado con el esfuerzo y que empeora por la noche) deberían alertar acerca de una infección espinal. También es posible que aparezca fiebre. Aunque se produce en situaciones extremadamente raras, también puede producirse una infección.

La infección espinal secundaria puede producirse tras una intervención de la columna vertebral, aunque es una situación extremadamente rara. En este caso, los antecedentes proporcionados de un mayor dolor de espalda tras la intervención junto con otros síntomas de infección son las claves del diagnóstico.

Algunos casos de infecciones espinales pueden provocar una parálisis de todas las extremidades (cuando se ve afectada la columna cervical) o las extremidades inferiores (cuando se ve afectada la columna toracolumbar). Esta parálisis puede tener su origen en una formación de pus en el conducto vertebral (absceso) o en la movilidad anómala del segmento infectado (inestabilidad), ambas provocan la compresión de las estructuras nerviosas del conducto (la médula espinal o las raíces nerviosas).

El diagnóstico se establecerá principalmente a través de una resonancia magnética nuclear (RMN) de la columna. La RMN mostrará el estrechamiento exacto del conducto vertebral y cómo está afectando a la columna vertebral. También es importante realizar un análisis sanguíneo que puede mostrar anomalías no específicas que también pueden reflejar el grado de infección.

Tratamiento

El tratamiento de la afección depende del grado de la enfermedad y el progreso de la deterioración nerviosa. Al inicio, con síntomas leves y tolerables, el médico puede empezar con varias semanas de tratamiento para el dolor, antibióticos y apoyo externo temporal; en algunas ocasiones, con reposo en la cama. Si este tratamiento fracasa, puede que sea necesario realizar una intervención quirúrgica.

La operación se lleva a cabo desde la parte anterior o posterior, o ambas. La decisión sobre el tratamiento dependerá de cuántas vértebras están afectadas y dónde se encuentra la ubicación principal del estrechamiento, así como de la estabilidad del segmento. El objetivo principal de la operación es erradicar la infección, proporcionar más espacio para la médula espinal y estabilizar la columna mediante tornillos y varillas metálicas. Tras la intervención es posible que sea necesaria la administración de antibióticos durante hasta 6 meses.

EUROSPINE es una sociedad de especialistas en columna vertebral de diversas disciplinas con un amplio conocimiento sobre enfermedades de la columna vertebral. Todos los métodos de tratamiento conocidos y reconocidos para enfermedades de la columna vertebral son representados por los miembros de la sociedad. Sin embargo, la sociedad no puede asumir responsabilidad por el uso de la información proporcionada. Los usuarios y sus profesionales de la salud son responsables de la gestión de su salud.

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