La osteoporosis es una afección que reduce la densidad y la calidad del hueso. La densidad se refiere a la masa ósea (densidad mineral ósea) y la calidad a las fibras óseas. La osteoporosis provoca que los huesos pierdan fuerza y se vuelvan más frágiles y porosos, lo cual aumenta el riesgo de fractura. La osteoporosis progresa generalmente de manera asintomática y gradual, sin dolor ni síntomas hasta que se produce la primera fractura.
Es una enfermedad general, por lo que puede afectar a todos los huesos del cuerpo. Sin embargo, algunos huesos, como los de las muñecas, el fémur o los huesos de la columna son más propensos a desarrollar síntomas o fracturas debido a su estructura anatómica y a la exposición mecánica a cargas más pesadas.
La pérdida de fuerza mecánica puede provocar fracturas en la columna sin ninguna lesión previa. Se estima que hasta la mitad de las mujeres y un tercio de los hombres sufren, al menos, una fractura osteoporótica de un hueso de la columna vertebral a lo largo de su vida.
Las fracturas vertebrales debidas a la osteoporosis pueden provocar la aparición repentina de dolor. El paciente siente un dolor repentino intenso (normalmente asociado con un “crujido” en la espalda). Suele empeorar al realizar actividades y disminuir en reposo. Una radiografía o una resonancia magnética nuclear (RMN) pueden confirmar que existe una fractura en una vértebra. Las fracturas vertebrales pueden tener consecuencias graves, como pérdida de altura, dolor de espalda intenso y deformidad (a veces conocida como hipercifosis). Suele mejorar en unas 3 a 12 semanas, a medida que se recupera la fractura y no presenta efectos secundarios. A veces, la fractura tarda en curarse y se produce un dolor persistente que provoca una reducción de la actividad física con efectos secundarios como una autoestima baja.
En ocasiones, especialmente cuando hay varias fracturas, esto puede provocar deformidades y pérdida de equilibrio en la columna.
Debido a la capacidad de la columna para autoregenerarse, las fracturas asintomáticas son frecuentes: tras un periodo de dolor de espalda, el paciente mejora y se olvida del suceso. Si en otro momento, más adelante, se realiza una radiografía por otro motivo, puede que se observe una fractura, ya sin síntomas.